Lealtad

Los últimos a quienes perdonamos su infidelidad son aquellos a quienes hemos decepcionado.

El infortunio pone a prueba a los amigos y descubre a los enemigos.

El hermano que es ayudado de su hermano, es como una plaza fuerte; y los juicios rectos son como los cerrojos de las ciudades.

Conviene apartarse en seguida de aquellos que tratan sin piedad a los que les sirven fielmente.

Sin llegar al extremo de la valentía, ser fiel basta para cumplir con el deber hasta el fin.

Al hombre justo y firme en sus convicciones no lo moverán de sus propósitos ni la furia ardorosa de los malvados ni el aspecto amenazador de los tiranos.

El justo es el primero en acusarse a sí mismo, viene después su amigo y lo ayuda, y le toma residencia.

Tómate tiempo en escoger un amigo, pero sé más lento aún en cambiarlo.

Los dolores de los amigos son los dolores propios.

El amigo de todo el mundo no es un amigo.

Aceptar un favor de un amigo es hacerle otro.

Lo que hace indisolubles a las amistades y dobla su encanto, es un sentimiento que le hace falta al amor: la certeza.

La amistad no se mide en minutos ni en años. Se mide en lealtad, comprensión y colaboración.

Feliz aquel que en las cosas de este mundo no se ve obligado por los azares de la vida a poner a prueba la lealtad de su prójimo.

La lealtad verdadera es apearse del burro y desmontar la quimera.

Se conoce una buena fuente en el momento de la sequía y a un buen amigo en los momentos de adversidad.

Si quieres ganar un adepto para tu causa, convéncelo primero de que eres su amigo sincero.

Es mejor que te mantengas limpio y brillante; eres la ventana por la que debes ver el mundo.